LECTURA: Juan 20:9-16 Reina Valera Contemporánea (RVC)
9 Y es que aún no habían entendido la Escritura, de que era necesario que él resucitara de los muertos. 10 Y los discípulos volvieron a sus casas. Jesús se aparece a María Magdalena 11 Pero María estaba afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro,12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados donde el cuerpo de Jesús había sido puesto; uno estaba a la cabecera, y el otro a los pies. 13 Y le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?» Les dijo: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.» 14 Tan pronto dijo esto, María se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí; pero no se dio cuenta de que era Jesús. 15 Jesús le dijo: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.» 16 Jesús le dijo: « ¡María!» Entonces ella se volvió y le dijo en hebreo: « ¡Raboni!» (que quiere decir, «Maestro»).
¿A QUIÉN BUSCA?
¿Ha sido usted alguna vez en un lugar de vida, cuando el único lugar donde se podía mirar hacia arriba, era hacia abajo? Así era María. También nosotros a veces llegamos a ese lugar oscuro de quebrantos y desesperación. No se preocupe. Hay esperanza.
María estaba afuera llorando, revolcándose en el duelo. Lo exigieran las circunstancias que la esperanza se perdió. Entienda usted, ella amaba a su Señor. Ella lo había seguido y vieron los milagros que Él hizo. Ahora cuando lo necesitaba, Él estaba muerto, enterrado, sellado lejos de ella. ¿Qué se ha de hacer, más que someterse a las evidencias que la vida le había entregado a ella? Por lo que ella podía ver, éste era el tiempo para caminar por la vista porque la fe ya no estaba vivo. ÉL ESTABA MUERTO. Pero Romanos 8:25 dice, “Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.”
En primer lugar, ella se paró– frente a la situación
Entonces, ella se encorvó– cambió su posición
Próximo, ella miró– expectativas, esperanzas renovadas
Por último, ella vio– podemos mirar y no poder ver
Mientras María se quedó afuera y lloró sobre las circunstancias, no vio a los ángeles que ya estaban allí y que habían ministrado a Jesús. Cuando ella cambió su posición, ella cambió su visión. Fue entonces cuando ella pudo ver el interior de la tumba. A menos que cambiemos nuestra postura, no podemos discernir los espíritus servidores que están a la espera de hacer según lo que mande Dios. Todo depende de quién estamos buscando y la posición que tomamos mientras que estamos buscando.
¡Busca!… Mateo 6:33 Por lo tanto, busquen primeramente el reino (justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo) de Dios y toda Su justicia…. Debemos buscar el modo correcto de vivir, la paz sobre la situación y debemos demostrar que consideramos la situación dichosa. Esa actitud nos ayudará eludir la distracción del enemigo.
¡Escuche! Escuche mientras que Él habla, ¿Por qué lloras?” “¿A quién buscas?” ¿Por qué lloramos cuando el problema ya se ha resuelto? María no entendió la profundidad de las preguntas, por lo tanto justificó las razones: estaba angustiada, se llevaron a su Señor y ella no sabía dónde lo colocaron. Aquellos hombres no sabían las cosas buenas que Jesús había hecho para todo el pueblo que Él había encontrado. Así era su Señor. Él había hecho tanto por ella. Ahora ella estaba desilusionado sin Él. ¿Qué habría que hacer? ¿Qué podía hacer además de pensar en la situación? ¿No entendieron? Él se había ido y ella no sabía adónde. ¿Jesús no sabía que ella lo estaba buscando? ¿O, de veras lo buscaba ella? Usted ve, acudió al lugar, rodeado por la muerte. Ahí es donde ella tuvo su último encuentro con Él. ¡Se le olvidó de que Él les había dicho que la muerte no pudo retenerlo cautivo. ¡Esa fue una promesa!
¿Podemos creer todo lo que Él ha prometido, tanto colectiva como individualmente? Su palabra es constante, y Él nos da la gracia para cada prueba. No lo encontraremos entre las cosas muertas en nuestra vida, no importa cuánto lo buscamos entre ellas. Él está vivo y donde Él se encuentra hay vida, progreso, crecimiento, nacimiento, esperanza y victoria. Es fácil dudar y buscar consuelo en los cambios de humor, pero vamos a perseguir a Cristo y lo encontraremos entre la savia vivificante que brota de Él. ¿Dónde está Dios cuando no podemos sentirlo? Él todavía está aquí viendo y guiando nuestros pasos cuando más lo necesitamos.
¿A QUIÉN BUSCA?
Cuando miramos a uno con la respuesta, eso no borrar los HECHOS, pero mirando a Dios cambia nuestro foco de atención. ¿Podemos imaginar el aura de desesperanza que cubrió y envolvió el lugar donde María estaba? Ella, no sólo se sintió tristeza, pero también, perdición. Ella dijo, “Dime Dónde has metido a Él para que yo pueda sacarlo lejos de allí.” ¿Qué iba a hacer María con un cadáver? Ella estaba todavía en el modo de muerte cuando la vida se le confrontaba cara a cara. Ella quería aferrarse a lo que ella sabía no importaba cuan sido descompuesto hubiera sido. En la medida en que sabemos que Él debería estar en un estado en el cual no se podía abrazarlo, pero ella dijo que lo llevaría lejos. Su estado de ánimo no le permitió sacar la cuenta de todas las ramificaciones de lo llevan.
A veces, parece que la oración, el ayuno, estar en comunidad, dar una vida santa, creyendo la Palabra no valen la pena y las cosas parecen estar empeorando. Para nosotros, no hay respuesta aceptable desde el cielo. No dice Jeremías 33:3 dice “Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas….” María no se dio cuenta de que los ángeles tenían la respuesta. Ella estaba demasiado ocupada quejándose de la realidad de su situación. Sólo quería saber adónde fue llevado.
Hubo algo más que María no sabía. Ella no sabía que la respuesta a su pregunta, el poder de la resurrección estaba parada justo en frente de ella. Ella estaba en un jardín, así que ella esperaba ver al jardinero. ¿Podría ser que nuestras expectativas retrasan la revelación que Dios tiene para nosotros? ¿Cuándo permitiremos que nuestras expectativas llegan desde el Señor? Mientras nos estamos fijando en el juez en una sala de audiencias, el director de una escuela, un pastor de una iglesia o el jefe en el trabajo, nos quedamos mudos a la realidad de que Dios controla la tierra y todo lo que hay en ella.
María vio a Jesús, pero se le reconoció a la luz de sus expectativas. Fe aparentemente no servía, y las cosas iban de peor en peor. Para nosotros, no hay respuesta aceptable desde el cielo. Jeremías. 33:3 dice, Jeremías 33:3 dice “Clama a mí, y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas…” María no se dio cuenta de que los ángeles tenían la respuesta. Ella estaba demasiado ocupado declarando la realidad de su situación, de modo que no podía discernir las cosas que eran desconocidos para los oídos, el corazón y los ojos de ella. Dios ha prometido dar a conocer a nuestros espíritus.
Cuando María dijo que no sabía dónde estuvo Jesús, ella habló la verdad. ¿No es que al igual que nosotros? Parece que aun cuando ayunamos, oramos, nos ponemos en comunidad, ofrendamos, vivimos una vida santa, creemos en la Palabra, nada está rindiendo frutos. Más bien, las cosas parecen estar empeorándose. Afortunadamente, en su quebrantamiento, hizo un giro de 180°. Ella cambió de dirección y llegó cara a cara con Jesús, aunque su duelo encubría la revelación que fue quien buscó.
¿A QUIÉN BUSCA?
En el versículo 15, Los Ángeles ya le habían hecho esa pregunta, pero María no entendió su profundidad. Ahora, Jesús mismo repitió la pregunta: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Aunque María hubiese oído esa voz muchas veces antes, la profundidad de su tristeza se ahogó su tono familiar. ¿Alguna vez ha oído hablar de Dios en su espíritu? ¿Alguna vez le ha dado un sentido de conocer? ¿Alguna vez le ha sido propulsado por un sentir de que no hay duda que ardía en su mente?
María buscaba a su Señor, pero cuando apareció, ella no lo reconoció. Ella pensó que se trataba de alguien…el jardinero. Cuando Él cumpla a nuestro favor, a veces comenzamos a reprender y echar abajo porque no nos damos cuenta de que la respuesta está de pie justo delante de nosotros. Eso es lo que se provocan problemas/circunstancias/situaciones cuando nos centramos en ellos. No podemos ver la solución allí mismo en frente de nosotros.
¡Escuche esa voz de nuevo! Jesús no podía dejar que María siguiera creyendo que Él era el jardinero, así que él la llamó por su nombre. Escuche atentamente. Él nos está llamando por nombre. El nombre que nos dio antes de que aún hubiésemos nacido. Una cosa segura es que conocemos nuestro nombre. No hay nadie que tenga todas nuestras características. No, tampoco si tuviésemos un gemelo. Somos únicos. Somos especiales para Él, por lo tanto, nuestras respuestas son personalizadas. Nunca son como prendas usadas. Encajan perfectamente en nuestra situación.
¿A QUIÉN BUSCA?
Cuando estamos enfermos, buscamos al médico. Cuando tenemos asuntos legales, buscamos a un abogado. Cuando estamos cansados, buscamos el descanso, cuando tenemos un problema, busque a un solucionador de problemas. Él está aquí gritando su nombre. Escuche atentamente. La respuesta se encuentra en Él.
REFLEXIÓN
¿A quién busca usted?
Escrito por Dr. O. A. James
Traducido por Ouida Sutherland